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viernes, noviembre 8, 2024

La pasión de Beethoven: el arte que subyuga

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En la Viena del siglo XIX, un genio de la música llega al extremo de su vehemente creación. Una mujer, alienta el espíritu loco y místico del creador alemán. Su pasión nace del alma y brota en el cuerpo. Música, inspiración, mujer: todo parece combinarse en una sinfonía para el espectador. Alucinante y vigorosa, el filme te deja pasmado.

La actriz de Anna Holtz, Diane Kruger, es un enigma en la película “La pasión de Beethoven”. Se trata de una joven de 23 años que quiere ser compositora y tiene la oportunidad de trabajar junto a Ludwig van Beethoven, protagonizado por Ed Harris.

Las composiciones artísticas son magistrales, no solamente la de Ed Harris sino también la de Diane Kruger. En mi opinión, se presenta la posibilidad de realizar una síntesis artística del genio musical de Beethoven. Los espectadores asisten a un encuentro con la música y el talento, pero también aspiran al romance casi idílico entre una jovencita que ingresa al complejo mundo de los hombres para encontrarse con una faceta increíble del talentoso compositor. Una serie de prejuicios enfrenta Anna Holtz, quien consagra su vida a los últimos días de aquel.

Si bien el film se permite algunas licencias en la historia de Beethoven de quien no se conoce que haya permitido “corregir” sus notas, es un acierto artístico del siglo XXI. Muestra al hombre en su humanidad perfecta, en su controversia, en sus sacudones, en sus horas difíciles, en sus angustias, en sus miedos, en definitiva. Es la exhibición de un músico apasionado que deja que su corazón también despliegue su mejor sinfonía, la de la pasión.

La historia trascurre en la Viena de 1824, en vísperas del estreno de la Novena Sinfonía. Anna es la copista que necesita el músico, enviada por Wenzel Schlemmer (Ralph Riach), al principio rechazada por Beethoven, luego aprobada y con éxito. Inician una relación entre erótica e idílica, incluye la admiración por la música y la belleza, la comprensión por el mundo del otro y una necesidad única de estar cerca. Anna renuncia a su noviazgo con un ingeniero, Martin Bauer (Mattew Goode) por quedarse al lado del maestro.

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Una frase que conmueve es: “no necestimos dos Beethoven, el mundo dio a uno”. El maestro le dice esto a Anne porque ella compone al estilo de Beethoven. Cuando él la nombra, parece decir un poema, una súplica y a veces, un reto.

Una imagen contundente es la de la naturaleza. Es la fuente de inspiración del genio.

Una imagen central de la película es el estreno de la Novena Sinfonía.

El actor Harris dedicó meses a la preparación de su personaje, practicó violín y piano y estudió dirección musical. No cabe dudas que esto es notable en su composición actoral; la bella Kruger aportó frescura y talento. Esta combinatoria arrojó un excelente resultado. Harris se lució pero también la actriz, deja un velo de luz al que aspirábamos a conocer en profundidad. El final es un interrogante.

El contenido del film es maravilloso y la música es un concierto diferido, escuchamos a las orquestas de Londres y Ámsterdam, entre otras.

Con Viena a sus pies, el maestro inicia la composición de sus últimos cuartetos de cuerdas; Anna será la testigo de una historia increíble, un duelo entre la genialidad y la inmortalidad. Beethoven ha convertido en musa a Anna, ella será artífice de su vuelo final.

– Título: La pasión de Beethoven

– Título originalL: Copying Beethoven

– Origen: USA / Alemania

– Guión: Christopher Wilkinson y Stephen Rivele

– Actores: Ed Harris, Diane Kruger, Nicholas Jones, Matthew Goode, Ralph Riach, Joe Anderson, Bill Stewart, Angus Barnett.

– Género: Biográfica / Drama

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