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viernes, abril 26, 2024

Las Yungas podrían extinguirse en un año

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La selva de las Yungas es una formación vegetal de gran extensión. En los últimos 2 años se ha vuelto vulnerable a la tala y el desmonte irracional provocados por la necedad de los gobiernos. Esta es una carrera contra el tiempo, si no se hace nada ahora, lo más probable es que dentro de un año no exista ni siquiera en internet la palabra Yungas ya que al ritmo actual de desmontes, la selva desaparecerá. No sólo están amenazadas las especies animales y vegetales sino también las comunidades regionales y su cultura.

Las Yungas poseen una riqueza biológica notable. La topografía diversa condiciona los patrones climáticos de tal manera que resulta una gran variedad de ambientes ecológicos. A esto se agrega una geología de base muy diversa, con consecuentes suelos variados.

Esta aérea, además, es una encrucijada biogeográfica, donde se encuentran grandes corrientes florísticas y faunísticas. Muchas especies son endémicas en esta región, otras son raras o están amenazadas con peligro de extinción.

Son importantes para la provisión de agua a nivel regional, poseen recursos paisajísticos y gran diversidad cultural. Ayuda al reconocimiento de los valores y las necesidades de cada grupo cultural de la región.

Son reservas de biósfera porque son áreas representativas de ambientes terrestres o acuáticos; demuestran una relación equilibrada entre los seres humanos y la naturaleza. Las Yungas son reconocidas a nivel internacional dentro del programa “Hombre y Biósfera” (MAB) de la UNESCO y forman parte de otras 393 reservas mundiales.

Según informe de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Provincia de Salta, su superficie total es de 1.600.000 ha. de las que el 45% son bosques, 32% pastizales de altura, casi 0,13 % parcelas agrícolas y barbechos de agricultura migratoria. El 11 % constituye la zona núcleo integrada por tres áreas protegidas nacionales y dos provinciales (una por cada provincia, Salta y Jujuy). Por los menos 254 mil ha. están bajo el manejo tradicional de comunidades indígenas y el resto son propiedades privadas y fiscales. La población rural consta de aproximadamente 1.500 familias y 6.600 habitantes.

jpg_yaguarete.jpgLas reservas de las Yungas incluyen los departamentos Santa Victoria, Iruya y Orán en Salta; Ledesma y Valle Grande en Jujuy. Es la más grande en todo el país y la única biprovincial. Los principales tipos de ecosistema y paisajes de nuestro planeta están representados en la Red Mundial de Reservas de Biósfera de la UNESCO.

Amenazas a los bosques nativos

La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Provincia de Salta está a punto de autorizar el desmonte de 1.670 hectáreas en la finca “Abra Grande y Abra Chica” (20 mil ha.) ubicada en un área de Selva de Yungas que la UNESCO incluyó en el 2000 como “Reserva Mundial de Biosfera”, cerca de 6.500 ya fueron desmontadas en los últimos años para cultivos. La región cuanta con 3 mil especies de plantas vasculares de las cuales 230 son arbóreas. La zona alberga el 50% de la biodiversidad nacional después de la selva misionera. En el territorio se hallan 89 especies de mamíferos de los cuales el yaguareté está en peligro de extinción y se registran 297 especies de aves.

En los últimos meses se autorizaron desmontes por 155.855 ha. de bosques nativos.
La Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos podría evitar el grave impacto ambiental que generaría el desmonte. Evitaría la destrucción del bosque nativo y preservaría la vida de las comunidades aborígenes y campesinas que habitan la zona.

Mosconi

Un desempleo del 75 % soportó el municipio de Mosconi tras la privatización de YPF entre 1991 y 1992. Hoy la alta tasa de desocupacón en una población de 21 mil habitantes, apunta a la supervivencia. Sufre el olvido de las autoridades ante la falta de servicios públicos como gas y agua; nula o escasa inversión en obras públicas, salud y educación.

Y como si esto fuera poco, ahora el desmonte. Pero la historia comenzó hace años cuando llegaron empresas norteamericanas (1976) como Haly Burton, entre otras, que iniciaron un proceso de destrucción del paisaje y la naturaleza, con apertura de caminos que llevaron incluso a derribar cerros y a desplazar las comunidades locales.
Actualmente sufren el desmonte que acaba con las especies arbóreas en la sierra subandina. Los pobladores comentan que las tierras son fiscales y que se venden a centavos de dólar a empresas multinacionales o a testaferros del gobernador.

Los lugareños, trabajan por monedas para sacar los restos de árboles o “madera muerta” que quedan cuando se corta un árbol desde la raíz y son testigos de su propia destrucción. La causa de los desmontes es para hacer apta la tierra para cultivos como la soja, el girasol y el maíz, pero estos sufren procesos acelerados que devuelven la cosecha en menor tiempo.

Lo único natural que se recoge en Mosconi es la mandioca, la batata y el maíz mataco que siembran los pobladores. No tienen lugar a protestas porque sufren procesos judiciales y denuncias ya que conocen los daños que causa el desmonte y manifiestan sus quejas. Los árboles que antes detenían las lluvias y evitaban el desborde de los ríos, ya no existen. Árboles que hubiesen cumplido más de 150 años de vida fueron tumbados y quienes se perjudican son los lugareños que soportan las inundaciones. Los daños a la salud son numerosos por el efecto de diversos químicos.

Algarrobal viejo

Rumbo Norte S.A. actualmente es dueña de la finca “El Suncho” (límite entre Salta y Santiago del Estero), propiedad de la provincia de Salta por decreto. Los pobladores de la zona reclamaron también ante el posible desmonte que preveé la Secretaría de Medio Ambiente, que destruiría 13.260 ha.

Orán

Comunidades como Tinkunaku (etnias collas) y Avá guaraní se verían afectadas por el desmonte de 1.670 ha. para ampliar el área agrícola con la empresa Los Dos Ríos. La zona para el desmonte se halla en las yungas y afecta no sólo a la pérdida de biodiversidad sino a las comunidades originarias.

El avance de los desmontes en Orán provocaría el aumento de enfermedades tropicales y serias inundaciones en la ciudad al talar las cortinas naturales.

Entre el 2002 y el 2006 fueron deforestadas más de 51 mil ha. de las Yungas en la provincia de Salta.

Advertencia de Greenpeace

En el 2003 ante el inminente desmonte en las provincias de Salta y Jujuy, advirtió Greenpeace que faltarían 5 años para su total extinción si en “forma urgente” los gobernadores de las provincias mencionadas y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación no detenían por dos años toda actividad de transformación (Desmonte) a tierra agrícola de la Selva Pedemontana de las Yungas, debido al carácter irreversible de tal situación y que indicaría una alta probabilidad de extinción de este ambiente. ¿Por qué no ubicar la plantación de cultivos en sitios que ya están desmontados? Esta advertencia fue realizada en oportunidad en la que el gobierno jujeño autorizaría a la empresa Ledesma a desmontar 1.400 ha. para la plantación cañera. También consideró las tierras “ociosas” que dejó la empresa La Esperanza, lugar que se podría aprovechar para los cultivos de Ledesma SA.

Otros científicos y estudiosos del tema también advirtieron sobre la desaparición completa de las de la Selva Pedemontana de las Yungas si se autorizaran los desmontes.

En la “Estación Pizarro” la organización ecologista Greenpeace montó una base de operaciones permanente para monitorear la reserva natural Pizarro en Salta que perdió su calidad de área protegida hace años atrás y sólo se pude frenar en parte el daño -tras una fuerte campaña nacional e internacional- con la recompra de la reserva que iba a ser arrasada para sembrar soja. El monitoreo de la zona fue bendecido por los Wichi y la ceremonia de inauguración de la base fue presidida por Tiluk, jefe del grupo Nukepatas (resurgidos de la naturaleza).

Ante el estado de catástrofe que se vive en el Norte del país por los desmontes irracionales se espera la intervención del presidente Néstor Kirchner -que tuvo un rol importante para frenar la destrucción de la reserva de Pizarro- y la puesta en marcha de la Ley Bonasso para evitar el desmonte de bosques nativos y el impacto ambiental sobre la flora y la fauna, además del perjuicio a las comunidades indígenas.

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