Es el primer trabajo realizado por el maestro Petipa, entrado en años, con ese notable compositor musical que fue Chaikovsky. Ambos tomaron el cuento de Charles Perrault, funcionario y cortesano del Rey Sol Luis XIV escrito en pleno siglo XVII.
Teatro Provincial de Salta. Sábado 26 de julio de 2008. Ballet Estable del Teatro Argentino de La Plata. Directora Cristina Delmagro. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Luis Gorelik. La Bella Durmiente del Bosque . Cuento original de Charles Perrault (a finales del siglo XVII). Libreto de Iván A. Vsevolojsky y Marius Petipa. Coreografía Marius Petipa versión actual de Pablo Aharonian. Música de Pedro I. Chaikovsky. Escenografía Andrés Travitto. Vestuario Mariano Toffi. Iluminación Gabriel Lorente. Príncipe Desiré: Bautista Parada. Princesa Aurora: Genoveva Surur. Hada de las Lilas: Julieta Paul. Hada Carabosse (maligna): Aldana Bidegaray.
La dinastía Romanov, gobernante de ese inmenso imperio que fue el ruso, apoyaba, financiaba, impulsaba al ballet clásico como una de las altas expresiones del arte. Se compusieron innumerables obras algunas basadas en cuentos de épocas anteriores, otras en ideas de ese momento. En nuestros días poco es lo que se hace en ese terreno. Pero no cabe duda que La Bella Durmiente del Bosque es casi el paradigma de lo que esta expresión de la danza clásica ha brindado a los públicos de todos los tiempos. Es el primer trabajo realizado por el maestro Petipa, entrado en años, con ese notable compositor musical que fue Chaikovsky. Ambos tomaron el cuento de Charles Perrault, funcionario y cortesano del Rey Sol Luis XIV escrito en pleno siglo XVII, fantástico, feerico, aunque también de ingenuidad infantil para desarrollar el primero una coreografía casi perfecta y el segundo una música inolvidable.
La historia cuenta del nacimiento de Aurora, hija del rey Florestan XXIV y su fiesta de bautismo. A ella están invitadas seis hadas que a su vez son madrinas de la bebé y cada una de ellas brinda su particular obsequio en dones que la princesa tendría a lo largo de su vida. Pero hete aquí que había un hada maligna llamada Carabosse que no había sido invitada y en consecuencia estigmatizó a la niña con su muerte mediante un pinchazo con el huso de una rueca. Felizmente, faltaba el obsequio del Hada de las Lilas que rompe el conjuro anunciando que la maldición duraría cien años pero que todos, princesa, sus padres, cortesanos, saldrían del centenario sueño para volver a la vida tras el beso de amor dado por el Principe Desiré.
Con esta sencilla historia Petipa y Chaicovsky construyeron una maravilla de la danza clásica y hasta se dan el lujo de insertar la presencia de personajes de otros cuentos de Perrault como modo de brindar a los públicos de la época más atracciones artísticas que la que naturalmente hubiera llevado el ballet ceñido a la historia original.
La interpretación a cargo de la compañía de ballet del Teatro Argentino de la Plata fue una muestra de magnificencia, buen gusto, grandiosidad como no se había visto antes en Salta. El profesionalismo de los diseñadores escenográfico, de vestuario y de iluminación le dieron a la presentación mayor lustre aún. El cuerpo de baile mostró un gran trabajo y la orquesta brindó un espléndido apoyo. Los personajes figurines de majestuosos movimientos, los intérpretes de otros cuentos de Perrault como la Caperucita Roja , El Gato con Botas , etc. de notable cometido y la palmas finalmente a cargo de Carabosse, la princesa Aurora y el príncipe Desiré, el “cavalier” de la princesa. Toda la técnica del ballet clásico, en este caso dentro de la etapa del llamado “ballet romántico”, estuvo a cargo de los tres con sus variaciones, elevaciones, ballons, balances, arabescos, etc.
Es verdad. Es un cuento. Un hermoso cuento que conocí en mi niñez como le debe haber sucedido a millones de chicos en todo el mundo. Pero en este caso un cuento excelentemente contado al punto que su duración de casi tres horas, incluido el intervalo luego del primer acto, pasaron volando. Las presentaciones fueron el 24, 25 y 26 de julio, siempre con teatro lleno.
