Lorena Valero, fina, elegante, afinada, versátil, potente, de elevada técnica vocal e indisimulable sensibilidad. Se lució en todo lo que hizo. El concierto comenzó a transitar un nivel de alto vuelo. Cristóbal Soler es un excelente maestro. Bellísima la romanza “Qué te importa que no venga” de la zarzuela Los Claveles de Serrano que le vino de perlas.
Salta, viernes 29 de mayo de 2015. Casa de la Cultura. Solista: Lorena Valero (mezzosoprano). Orquesta Sinfónica de Salta. Director Invitado: maestro Cristóbal Soler. Páginas de Pietro Mascagni, Giuseppe Verdi, Georges Bizet, Camille Saint-Saëns, Federico Chueca, José Serrano, Jesús Guridi Biraola, Gerónimo Giménez y Manuel de Falla.
El ecléctico repertorio comenzó con música de calma religiosa y divino fervor, piadosa, aún cuando sus pulsaciones anticipan un drama. Es el famoso “Intermezzo” de la Cavallería Rusticana de Mascagni. Requiere una cuerda etérea, casi inaudible, efecto que se logró con rapidez superando un inicio dubitativo. De la misma ópera: “Voi lo sapete…” que es el lloro de la amargura de la protagonista. Aquí apareció una de las dos figuras de la noche, la mezzosoprano valenciana, con premios que destacan su arte, Lorena Valero, fina, elegante, afinada, versátil, potente, de elevada técnica vocal e indisimulable sensibilidad. Se lució en todo lo que hizo, como en el canto de la cruel y arrepentida princesa Eboli de la ópera Don Carlo de Verdi luego de su confesión de haber sustraído un alhajero.
A partir de aquí, el concierto comenzó a transitar un nivel de alto vuelo. Cristóbal Soler es un excelente maestro. Preciso, marca estupendamente y expresa el contenido íntimo de la música. Sus “tempi” responden a la tradición. El “preludio” de la ópera Cármen tuvo la brillantez con que construyó el francés Bizet, breve pero magistral al mostrar el colorido sevillano. Y luego, otra vez Lorena Valero en esa obra de arte que es la “seguidilla” con la que Cármen intenta y logra seducir, enamorar y enloquecer a su carcelero, el sargento Don José. La versión fue de concierto y este detalle se aclara más adelante. Siguieron arias, romanzas, intermedios; Soler pone la orquesta al servicio de la solista como en el aria de Sansón y Dalila de Saint-Saëns que muestra con encantos, lágrimas y palabras de amor cómo Dalila conmueve las emociones de Sansón. Bellísima la romanza “Qué te importa que no venga” de la zarzuela Los Claveles de Serrano que le vino de perlas al director Soler, un especialista en el género español, aseveración confirmada en el fantástico intermedio de “Las Bodas de Luis Alonso”, llamativa zarzuela de Gerónimo Giménez que con salero gaditano buceó en las profundidades de las raíces andaluzas. Espectacular la géstica de Cristóbal Soler y sus modos de pedir a la orquesta como por ejemplo esa mano izquierda dirigida a primeros y segundos violines exigiendo el punzante ritmo andaluz.
Luego de algún par de números más, terminó el concierto con la romanza “Sierras de Granada» de la zarzuela “La tempranica”, que cuenta del imposible amor de una gitanita por el niño de Granada. El desbordante aplauso trajo un bis. Otra vez la seguidilla de Cármen, esta vez dicha como debe ser. La protagonista es una obrera cigarrera que vive peligrosamente en Sevilla, en el filo de lo malo y lo bueno, sin importarle demasiado el “qué dirán”. El pasaje es uno de los momentos más sensuales y excitantes de la música ibérica y así lo cantó la solista visitante que no ahorró gestos acordes a esta descripción. Fue en la Casa de la Cultura pues el teatro se está preparando para la hermosa zarzuela “La tabernera del puerto” que también conducirá el maestro Soler.