Es un lugar (casi no lugar…) en que los exiliados y los que tengan otras voces, otros ritmos, otras miradas, otros mundos, otros pensamientos, otras escrituras y que siempre o casi siempre, no encuentran su espacio, acá lo puedan al fin, hallar en solidaridad con manos amigas que no juzgan ni condenan los devenires, derrames y derroteros ajenos.
Una de las cuestiones que se emprenden en lo que se supone que es una «editorial», es explicar algo del nombre que se da al espacio que avienta las palabras que se desean compartir.
El nombre procede de dos «vertientes». De un lado, de las reflexiones teóricas efectuadas desde 1994 en adelante de parte de nosotros dos, los editores, que versaban sobre la dinámica de los medios masivos de comunicación en el capitalismo contemporáneo. Del otro, de lo que nos regaló o sustrajimos, de cierta «filosofía» de y en Deleuze.
De lo primero, cabe decir que la «vitalosfera» es una «pragmatosfera» o «ambiente» en que se dan las prácticas con un mínimo de «capas» de sentido o con «cero lenguaje», si es posible. La «vitalosfera» es lo que se perdió en el capitalismo; es lo que hay que recuperar. Un camino alterno es el de la poesía, que lleva al límite al lenguaje y por eso, puede sostenerse que quizá lo anula o neutraliza, aunque pueda asomar ingenuo o inviable.
De lo segundo, es oportuno recordar que para el Deleuze que escribe en torno a Spinoza, las pasiones que odian la vida, lo vivo y a los vivientes, a los amantes de la vida, son pasiones tristes, «sentimientos» de muerte y destrucción. Por el contrario, las pasiones que se acercan a lo vivo, lo vital, los vivientes y la vida, son «sentimientos» que festejan la alegría de estar en el mundo, aunque sea bastante «perro» a veces.
«Vitalosfera» alude entonces, a la «burbuja» que se puede abrir en una existencia aplastada por el capitalismo, para fugar de él con ayuda de las pasiones alegres, de las pasiones vitales, convirtiéndonos en un Gran Viviente (solidario, sin ira, sin odio, sin resentimiento, sin frustraciones, sin penas, en ofrenda perpetua a los otros por los otros).
Una cosa y la otra (la «pragmatosfera» como «grado cero» del sentido y la «vitalosfera» en tanto que universo de pasiones alegres), desearíamos nosotros, que hemos sobrevivido a más de un Apocalipsis, acercar a los deshechos por el mundo.
Como para aguantar un día más; como para soñar; como para respirar otra vez; como para ver mañana, mañana. Como cuando en día de fiesta, enunciaba un pensador que «obusó» a Derrida, con quien tanto queremos.
Tal como se anticipa en el sitio http://vitalosfera.blogspot.com, pueden enviar sus contribuciones a adrianpoesia@gmailcom
– Adrián López y Amalia Carrique, Editores