24.8 C
Salta
viernes, abril 26, 2024

Prensa sitiada en la lucha docente

Notas más leídas

En San José de Metán, el viernes 8 de junio, a las 20 hs. en la Casa de la Cultura, se realizaron las VII Jornadas “Libertad y Responsabilidad en las Comunicaciones-El desafío de una nueva comunicación en tiempo de globalización”. Las Jornadas se efectuaron con motivo del Día del Periodista que se celebra el 7 de junio. Fue organizada por Mercedes González Tula, periodista, con auspicio de la Municipalidad. Periodistas de varios medios -FM ya y Nuevo Diario, Iruya.com, Periódico la otra verdad, FM Esperanza, Salta Libre, Canal 11 y Salta 21- fueron invitados a disertar. Ausentes con aviso: Adrián Valenzuela, de Canal 11 y José Acho, de Salta Libre.

Este es el texto de mi ponencia, realizada en la la Casa de la Cultura de Metán -a la que fui invitada como periodista de Salta 21- sobre el tema: “Cobertura del conflicto docente en Salta 2007”:

Juan José Millás en Cuerpo y prótesis escribe: “Michael Herr, en Despachos de guerra, dice que uno es tan responsable de lo que ve como de lo que hace. En este libro cuenta cómo llegó a Vietnam con la buena conciencia de un periodista que solo iba a mirar y cómo se sintió finalmente implicado en lo que pasaba ante sus ojos. Desde el momento en que uno acepta que también es responsable de lo que ve, la percepción de la existencia se modifica totalmente. Fernando Pessoa, un poeta portugués de principios del siglo XX, lo decía de otro modo: Uno es del tamaño de lo que ve”.

Esto resume la idea sobre mi trabajo periodístico durante la huelga docente que consistió no sólo en registrar datos, sino en emitir opiniones y contarrestar el ataque de la prensa canalla. El trabajo en tiempo fue full time; la labor se iniciaba a las 9 de la mañana y podía concluir a las 6 de la madrugada del próximo día. La vorágine de los hechos cambiantes y las estrategias docentes implementadas nos mantuvieron en alerta permanente. “Fueron días de gloria…”

La primera nota sobre el conflicto docente la realicé el 26 de febrero, primer día de paro, que subió jornadas después en el sitio Salta Libre. Y la última fue el 11 de abril, sobre los cortes de ruta por lo que los maestros fueron llamados en forma peyorativa “piqueteros”; en esta nota subrayaba la pésima imagen construida sobre los piquetes, ironizando con el glamour de Nina Pelozo en lo que considero es la deplorable tinelización piquetera. Esta fue la última, dado que por desavenencias con José Acho -editor- mis artículos quedan suspendidos y me deja fuera del sitio en el que mis notas periodísticas suben desde el 2004 en un trabajo ad-honorem. A los pocos días termina el conflicto docente, y continúa escribiendo mi colega Miguel Brizuela -con quien cubrimos el paro- y fue quien editó mis artículos dado que entendimos que era la manera más digna de responder a las amenazas de los tiranos.

Tuvimos acceso, en medio de la gran huelga, a un material proveniente del D2– el servicio de inteligencia del gobierno- dato chequeado por Miguel en una entrevista mantenida con el comisario Pereyra, en el que el texto de mi autoría titulado “La plaza 9 de julio es del pueblo”, estaba fichado. Luego vimos fotos tomadas a colegas periodistas y a colegas docentes, con una focalización que daba cuenta del seguimiento realizado por los servicios. El texto que decía “buscar puntos débiles” -frase a la que el jefe de policía y el ministro de Gobierno le niegan autenticidad-, en referencia a los involucrados tanto huelguistas como periodistas nos terminó por conmocionar.

Entendimos en qué terreno andábamos y con qué clase de poderosos y matones nos enfrentábamos. A los pocos días, el 22 de marzo, recibo la primera amenaza. La fecha no es casual, 2 días antes del recordatorio del Golpe militar. A partir de allí, la pelea fue mayor, la sensación de falta de libertad de opinión y total desamparo encontraron un refugio en el periodismo. Un arma para vencer la represión y la violencia, la tergiversación de los hechos, la persecución, el espionaje y la dignidad. Pero nada fue tan fácil. Después de tres amenazas contra la vida de mis hijos, había que tomar una decisión. Sentí la peor de las impotencias pero ellos me dijeron y allí entendí la magnitud de los hechos: “estamos orgullosos de vos, mamá”.

El artículo “La plaza 9 de julio es del pueblo” subió el 14 de marzo, redactado a las 18, 45 en el que se anunciaba principalmente que “la plaza 9 había sido tomada por los docentes” y escribía las frases “célebres” del Indio Godoy “todavía no se ha muerto nadie” y la de Javier David “qué bien te queda el cartel”, dirigiéndose al vocero de la Asamblea, Víctor Gamboa, por la huelga de hambre. Esto disparó polémicas y suscitó que las notas que vinieron después, tuvieran mayor crudeza, simplemente porque así eran los hechos: crudos, duros, con sensación de pérdida de garantías constitucionales y de libre arbitrio de leyes contravencionales que fomentan la corrupción.

Escribíamos bajo la presión de las amenazas, teléfonos intervenidos legalmente tras la denuncia de las amenazas, seguimiento y monitoreo “legalizados” oficialmente y confirmados tanto por el Ministro Víctor Manuel Brizuela como por la policía y el secretario de Derechos Humanos Guillén, quien me dijo: “este sistema funciona muy bien en Italia”. A lo que respondí: “vivo en Salta y es anticonstitucional”. El ministro nos explicó que él necesitaba tener monitoreada la zona por cuestiones de seguridad. Nos preguntamos cuál era el concepto manejado por el gobierno sobre la seguridad, dado que nunca en las semanas de paro nadie, ni periodistas ni ciudadanos, maestros y profesores, se sintieron seguros sino bajo “el apriete represor” de una política implementada para defender a los del lado más alto.

Lo económico también fue una dificultad, la computadora personal fue envirada y bloqueada, perdí numerosos archivos al día de la fecha. Y la máquina estuvo semanas sin funcionar. Teníamos que cambiar de ciberes con Miguel porque sabíamos que nos seguían, dato que fue confirmado por fuentes extraoficiales quienes nos advirtieron que la policía tenía orden de detenernos “por desórdenes en la vía pública”. Entonces nos movíamos por distintos ciberes, consiguiendo el dinero para poder escribir. En mi propia casa, la “policía” me preguntó dónde estaba la “base de Salta Libre”. Les dije, simplemente, “en la red”.

La guerra mediática también fue un arma del poder mal usado; las radios y canales de TV pagados y comprados por el gobierno daban datos erróneos para confundir a la población. En marchas de maestros de entre 4 y 5 mil personas, decían a boca de jarro que eran “unos 300” por dar un ejemplo. Fueron escrachados uno por uno en la recova del cabildo. Pero esto era un mal menor en comparación con las emisiones públicas de manejo pervertido que hicieron algunos periodistas. Y ni qué hablar sobre la propaganda de gobierno que realizaban en la que los funcionarios intervinientes reflejaban su buena política frente a una supuesta “mala comunicación” con delegados de la Asamblea, los que fueron y son agredidos aún, y a quienes se culpaba de la falta de resolución del conflicto.

El Tribuno tergiversaba hechos hasta con fotos y testigos falsos a la vez que fomentaba la persecución ideológica; Aries difamaba y confundía con opiniones al aire de ciudadanos en contra de la falta de educación en las aulas ( hecho contradictorio porque también dibujaron estadísticas inferiores sobre la adhesión) hasta que el director y propietario de esa emisora Mario Peña recientemente llamó “matonismo” al accionar docente y sentenció que los maestros pretenden “obtener privilegios”; y canal 11 hacía propaganda política mientras en Cable Visión se decía que los huelguistas comían a escondidas y se iban a dormir a sus casas, entre otras cosas.

Esta estrategia mediática evidenció la corrupción de los medios y la ignorancia de una sociedad acrítica y puso al descubierto la falta de criterios a la hora de leer diarios o escuchar radios. Es que se trata de un “monstruo grande que pisa fuerte”. Sin embargo y pese a todo, la información de la prensa no comprada circulaba como la “otra cara”, la versión “no oficial de los hechos.”

El 5 de marzo se iniciaba la huelga de hambre tras el anuncio de Víctor Gamboa y la idea de realizarla en la plaza 9, rato más tarde- cerca de las 16 hs.- hubo un intento de represión de la policía, que propinó patadas a su mujer y como consecuencia de ello, vinieron las intervenciones de un juez federal y una militante por los Derechos Humanos. Abel Cornejo y Nora Leonard se convirtieron en los “pararayos” de la represión que continuó de manera encubierta. Violencia mediática, psicológica, física y moral fueron los recursos empleados para amedrentar a los huelguistas y a los periodistas. La recova del cabildo se convirtió en la Casa más famosa del conflicto. Esa noche, la policía armó un cordón en el cabildo y toda la noche la brigada subía y bajaba de sus vehículos anunciando represión. Del otro lado, la policía federal en defensa de los maestros.

Todos los hechos posteriores tuvieron este tenor amenazante, en las marchas, en los cortes, en la espera en la plaza 9 de julio hasta en las asambleas docentes a las que enviaban su propia prensa y gente de los servicios.

La prensa que ayudó además a difundir la opinión pública en el conflicto docente fue FM Noticias, el Nuevo Diario, Copenoa, FM UNSa, y alguno más.

Sergio Poma me transmitió una idea importante “hay que hacer periodismo pese al miedo”. Y la frase final de muchas notas, surgida en la calle durante las marchas que referenciaba esta idea fue “Salta no tengas miedo”.

El rol del periodista es social, “ser del tamaño de lo que se ve”, informar pese a los impedimentos. No hay otra manera. Ser esa especie de río que suena y que no puede detener el curso de la libertad.

El lugar de privilegio que ocupa la información en la sociedad tiene que ser encauzado bajo valores y principios, el periodista es un instrumento necesario para el ejercicio responsable de la opinión pública.

Tras el conflicto docente, nuestra labor social -la de Miguel Brizuela y la mía- continúa hoy en www.salta21.com.
Hace poco, en ocasión de realizar una nota publicada en este sitio sobre el crimen de Eduardo Fronda, conocí la historia de Luciano Jaime, quien murió dinamitado después de ser secuestrado. El periodista de El intransigente, en 1975, relató los hechos sobre el asesinato de Fronda con precisión clínica, nombres y descripciones exactas de los hechos y evidenció, frente a la policía, que había reconocido a su amigo días antes, detenido en la Central. Le costó la vida.

Hoy, fuimos invitados en ocasión del Día del Periodista para resignificar la libertad y la responsabilidad en las comunicaciones. Muchas gracias y feliz día para los colegas.

Otros disertantes:

Miguel Brizuela por Salta 21 sobre “El conflicto docente en Salta 2007”

Rubén Heredia por el Periódico La otra verdad (Rosario de la Frontera) y José González por FM Esperanza (Joaquín V. González) sobre “El ejercicio de la profesión Independiente desde la mirada del Interior del interior”.

Elena Corvalán por el Nuevo Diario y FM Ya y Gregorio Caro Figueroa por Iruya.com sobre “La importancia del periodismo independiente en la conformación de la opinión pública”.

– Nota relacionada:

Periodistas debatieron en Metán

https://www.salta21.com/Periodistas-debatieron-en-Metan.html

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -spot_img

Últimos Artículos