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martes, mayo 7, 2024

Agustín Eckhardt: El inicio de un largo camino

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En sus estudios, le ha dado importancia a la historia de la música y maneja los principios generales de la dirección.

Salta, domingo 16 de febrero de 2014. Iglesia de Nuestra Señora de la Merced. Pequeña Camerata Diurna. Director Agustín Eckhardt. Concierto de Brandenburgo nº 3 de Juan Sebastian Bach (1685-1750). Concerto Grosso RV 565 en re menor de Antonio Vivaldi (1678-1741). Suite de Saint Paul de Gustav Holst (1874-1934).

Un grupo de jóvenes bajo la batuta del conductor debutante Agustín Eckhardt, en una iglesia tan cara a los salteños como La Merced, luego de tres semanas de preparación se animaron con bastante fortuna enfrentar un riesgoso repertorio, breve pero exigente. Así presentaron esta nueva agrupación denominada como se dijo más arriba.

La primera parte dedicada al barroco. La austeridad alemana de este género con el Brandenburgues nº 3 de Bach, polifónico, lleno de cambios tonales, con pasajes solísticos, en una construcción magistral que finaliza en el triunfante modo mayor y luego en el recargado barroco de un “concerto grosso” del sacerdote Antonio Vivaldi para dos violines y violonchelo solistas, que opta terminar en la tonalidad de re menor en una página realmente bella sobre todo en el pasaje del violín solista de Juan Ignacio Sivila durante el segundo movimiento. La segunda parte estuvo destinada a una breve suite compuesta por el inglés Holst escrita en homenaje al colegio musical de señoritas que el autor condujo durante casi veinte años y que ya fuera conocida en Salta hace unos años.

El repertorio y la presentación ofrecen algunos comentarios. Vivaldi y Holst dirigieron ambos, una escuela de música para señoritas. Las obras de la primera parte duraron casi lo mismo, aunque en rigor el brandenburgués es posible hacer en ocho minutos como esta noche pero también el tempo puede estirarse hasta poco más de once como sucede en versiones de Tilsson Thomas o Abbado. El difícil estilo “martellato” (martillado) tan propio de Bach, Handel y otros músicos del barroco, fue muy logrado. Hubieron desafinaciones? Sí. Pero pierden relevancia cuando uno piensa en las edades de los instrumentistas y en el debut del director. Lo que por supuesto quedó en evidencia fue el intenso trabajo de preparación hecho con compromiso y dedicación. Un detalle, el grupo debe afinar antes de la entrada del director tal como se hizo al inicio de la segunda parte. A la formación, para este tipo de programa, le faltó el equilibrio de dos a cuatro violines más para que el ripieno sea equilibrado. No estuvo colmada la iglesia, pero la cantidad de asistentes fue más que interesante.

El final para el director. Agustín Eckhardt inicia un largo camino. Pero es músico y además, en sus estudios, le ha dado importancia a la historia de la música, como lo ha demostrado en los comienzos de cada obra, circunstancia fundamental si se desea ingresar con conocimiento en amplios repertorios. Ha recurrido poco a la partitura lo que indica estudio previo. No es poco. Maneja los principios generales de la dirección y no importa su gestualidad en esta etapa pues lo que importa es poder transmitir a sus dirigidos lo que se pretende. Ya llegará la ortodoxia con el horizonte a la vista y la vivencia del infinito. Ojalá esté en lo cierto.

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