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viernes, abril 26, 2024

El exabrupto de Claudio García Bes junto a Betina: desalojó a las Posadas

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Símbolo de la decadencia sauria y del auge del feudalismo en Salta, enrostró al Ministro de Turismo y Cultura que está con el padrino. Entró del brazo de Betina Marcuzzi de Romero y corrió de sus asientos a la madre y la esposa de Federico Posadas. Irreparable.

La noche del miércoles se vino recia. No llovía. No había changuitos con sus narices en los vidrios maltratados por el frío. Un otoño cálido, una noche de expectativas con el Ballet de la Provincia y la Orquesta Sinfónica. Blanco en los vestuarios de los bailarines y atmósfera gélida. Un aleluya plácido. Faltó un poco de soltura pero se vio un notable crecimiento en el cuerpo de bailarines del ballet con la célebre y cuidada obra El Mesías de Haendel con coreo de Mauricio Wainrot.

La nota la dio el subsecretario de Cultura. Estaban sentadas, alojadas en sus cómodas butacas las distinguidas señoras, una la esposa y otra la madre del Ministro de Turismo y Cultura de la provincia de Salta. Claudio, no como el gallo sino como el emperador, ávido de hacer sentir el poder feudal como peso de alcurnia o de castas, de un status político falso y de una subordinación absoluta, casi como la réplica obsoleta del sistema de “señores” del medioevo, sin visón ni capa ni espada pero con vasallos que le riegan el jardín- aún- escribió un pésimo entremés. Más bien parecía una obra de teatro del absurdo salpicada con pinceladas de grotesco. Podría titularse: “El Conde del Anticristo” , parodiando a la novela de Alejandro Dumas.

Claudio sería, en la posmodernidad, el personaje protagonista de la célebre obra de Giuseppe Tomasi de Lampedusa: “El gatopardo” . Claro que habría que leer esta genialidad para entender lo que digo.

Pero su reprochable actitud tiene que ver con su sombrío carácter. Parafraseando a Gramsci sería el antitrabajador orgánico en un mundo conservador, en donde los únicos cambios que produce, son los del humor.

Uno puede llenar los blancos de la historia: una escena con mucho humo, se aparece un hombre de mal talante y ceño fruncido que pega un grito. Las mujeres se asustan pero no por el grito sino por la cara. Sus ojos se desvían hacia la mano que indica que deben pasar atrás, en realidad es un dedo índice que apunta el lugar, casi como un deíctico personificado. Luego, como esas caritas de gifs con los labios como luna al revés, ver la curvatura de los expresivos labios que indican mala onda. Como quien no quiere más escándalo, ya fue suficiente con tolerar tamaña actitud, agarran sus carteras, se levantan no sin pensar “ya vas a ver paje de pacotilla”, y con la frente en alto se dirigen a la fila tercera no sin mirar si no hay otros seres semejantes. Eso sí. Las nucas de sus antecesores nominadores arden intensamente. Y el Aleluya es un respiro amable, después de tanta cosa posicional. Alguien podría repasar la lección aquella del triángulo famoso en que se dividía la sociedad medieval: nobleza, clérigo, vulgo. ¡Oh! Maldita pirámide. ¿Hemos venido a ver en vivo el film “Volver al futuro” parte 4? Es Ciencia ficción. De repente el aplauso las vuelve al presente: siglo XXI, 29 de abril. ¡Ah! Es el día del animal. Con razón. ¿Habrá sido un homenaje? ¡Qué paquete! Venir a hacerlo en el teatro provincial. Si es así, todo bien. Pero podrían haber avisado.

Este episodio, merecía una respuesta del Ministro. Ningún hombre puede dejar de defender sus afectos y de alguna manera, su posición. Entonces, ayer por la mañana, el subsecretario de cultura García Bes, recibió el siguiente mensaje: “la época del feudalismo terminó”.

No sé si tendrá efectos en la consciencia de GB, de todas maneras anoche en el cierre del ¿Abril cultural? con un buen concierto de la Sinfónica, se lo veía como dueño de casa. Por lo menos se adueñó de dos butacas: una para él y otra para Betina, quizá guardó una tercera para Juan Carlos. Nunca se sabe.

Me recuerda al Rey de “El principito” : era un gobernante sin reino. Claro, en su pequeño mundo, sólo estaba él y la nada. ¿No es ridículo desplazar a alguien por una silla sólo para demostrar de quién se es súbdito? Peor aún, tiene que ver con la soberbia. Y… es un funcionario.

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